Queridos estudiantes del Liceo Manuel de Salas: (fuente:blog estudiantes)
Acabo de leer el Comunicado de la Asamblea, publicado estas últimas horas en la página web. En primer lugar, me habría gustado saber cuántos compañeros participaron EFECTIVAMENTE en esa Asamblea que mencionan. Le pregunté a MUCHOS alumnos y alumnas del Liceo ayer domingo, y nadie sabía que a las 18:00 hrs., del domingo habría otra consulta. ¿La planificaron entre gallos y medianoche? Sería impresentable.
En segundo lugar, quisiera referirme a la estructura formal del Comunicado. Advierto que, a pesar de estar paralizados por 4 semanas, tuvieron tiempo para mejorar su ortografía, vocabulario, coherencia, cohesión y uso de períodos oracionales en forma notable. ¿Por qué no ejercen esa facultad en las pruebas, ensayos, trabajos de redacción y otros? ¿Es timidez, rebeldía, desidia?
En tercer lugar, les declaro mi mayúscula sorpresa por el contenido del Comunicado. Por un momento, no supe distinguir si estaba frente a un texto real o a un relato de ciencia ficción. También se me hizo presente en ese instante de confusión, la madrugada del 6 de octubre de 1988. Ustedes no habían nacido, pero sus padres les podrán contar cómo la Dictadura pretendió desconocer los resultados de una votación demoledora, retardando la entrega de un espacio que no era físico, en ese caso, y que se había ocupado en forma ilegítima por 17 años. Hago este símil doloroso pero indiscutible. Pareciera, esta Asamblea de Estudiantes, no entender que el peso de los acontecimientos siempre es específico, a pesar de todas las fantasías que despleguemos para que no se advierta.
Quisiera agregar, además, que tengo la impresión de que no logran comprender una de las leyes elementales de la Física: a toda acción, una reacción. Han ocupado el Liceo duranye un mes. Han interrumpido un proceso colectivo (el Liceo tiene 1500 alumnos), han permitido el ingreso de muchas personas ajenas al Establecimiento sin mayor precaución, se permitieron “autorizar” la realización de actividades de beneficio personal, habilitando horarios y recintos. Le negaron la posibilidad de Preuniversitario a los alumnos que no pueden pagar instituciones externas, como sí lo hacen varios de ustedes. Han causado deterioros físicos y divisiones internas en la comunidad, ¿Y SE DAN EL LUJO DE EXIGIR? ¿PEDIR GARANTÍAS? ¿PROTECCIÓN? Queridos estudiantes: creo que se bajaron en la calle equivocada. Ni un solo paso se da sin dejar huellas. Asuman, asuman, asuman. Háganse cargo de sus aciertos y de sus errores. Y, por favor, busquen formas más creativas, inteligentes y JÓVENES para expresarse. Hasta cuándo copian ideas viejas, momificadas, descompuestas, hediondas a historia de los años 60, a ideologías totalitarias que han tenido cero proyección en las sociedades donde se han instalado, y millones de cadáveres, como recuerdo.
Valoro enormemente el hecho de que discutan y repugnen la forma de vivir de este mundo tan moderno, tecnologizado y globalizado, donde el ser humano se transa en la Bolsa. Y también aprecio que nos encaren, a los adultos, el olvido que rápidamente nos hipnotiza, nos desconecta y nos hace despreciar los ideales que alguna vez enarbolamos, cuando éramos jóvenes. Lo que no comparto, en absoluto, y se los hice saber públicamente, es que, en nombre de una movilización social, hayan tratado con tal desdén a gran parte de la comunidad liceana. Ese desprecio por el que no piensa como ustedes, me ha hecho dudar de la legitimidad de este movimiento.
Y ese desprecio se advierte dramáticamente en la sinrazón de negarse a entregar el Establecimiento en cuanto se conocieron los resultados del plebiscito, con la salvaguardia del aseo, la sanitización, etc. Creo que han traspasado todo límite de tolerancia; que la acción emprendida por ustedes se ha contaminado de soberbia y tozudez; que la palabra y la orientación de sus profesores pesa menos que una galleta, y que están pretendiendo institucionalizar la impunidad. No, pues. No es tan fácil pasar así por la vida, felizmente. Háganse responsables del acontecer que han protagonizado, y no cometan el error de aparecer como víctimas. Tampoco se les ocurra usar el expediente de la representatividad. El tipo aquél dijo en el '73 que lo que hacía era "por salvar a Chile", "por sus nietos" y no sé qué otras groserías más.
Entiendo perfectamente lo que pudo haber ocurrido con este grupo de estudiantes que participó en la toma. Imagino que, tantos días y noches compartidos; tantos miedos y osadías comunes; tanto amor y desamor con compañeros que ni conocían, ha logrado crear una tribu grande, “fuerte, principal y poderosa” (eso dijo Ercilla de los mapuches). Imagino que no quieren separarse; que sienten temor de la ruptura, y de que el mundo exterior les rompa ese lazo virtual que tejieron durante casi un mes. Todo eso puedo imaginarlo y respetarlo, como una experiencia de profunda humanidad. Ocurre en los naufragios, en los albergues, en la guerra y en la oscuridad. Extrañamente, no pasa nada de eso cuando todo funciona en “orden y paz”, valga la paradoja. Sin embargo, se impone la realidad que vivimos. Y en esa realidad estamos nosotros, todos aquéllos que no pudimos (o no quisimos) hablar, opinar, gritar, empujar, resistir.
Invítennos a trabajar con ustedes, pero no a la pinta de ustedes. Mencionan la palabra democracia en muchas ocasiones. ¿Saben bien qué es y cómo funciona? ¿Han reparado en el hecho de que es casi el único Liceo donde no hubo desalojo? Yo habría optado por ello, ustedes lo saben. No habría tolerado que mis alumnos hubieran cometido un delito (ocupar arbitrariamente un recinto público), sin haber hecho la denuncia correspondiente, en virtud de un deber constitucional, como ciudadana y autoridad. Para buena suerte de ustedes, sólo soy profesora, pero -como lo he declarado innumerables veces- en mi clase, mando yo.
A pesar de lo anterior, mi intuición me dicta que ustedes sí han sido desalojados, aunque no físicamente. Y ese desalojo es un riesgo que deben considerar. Prueba de ello son los resultados contundentes del plebiscito. Están en minoría. ¿Han podido conversar acerca de esto, con la menor emoción posible? No es fácil, ciertamente. Todavía son muy jóvenes, y la capacidad de razonamiento aún no se enfría lo suficiente, como para destronar al ego. Este desalojo simbólico es bastante duro, porque ustedes argumentan que se han movilizado como representantes de una fuerza social-como son los estudiantes- que no acepta la obscenidad en que vive nuestro país, y que esa lucha es puertas afuera. Y con esa urgencia de la “representatividad”, se olvidaron de lo que había puertas adentro.
Los profesores, desde el escenario ideológico que nos contenga, estamos de acuerdo con la discusión de fondo de estas movilizaciones, aunque no lo piensen así ustedes. La Educación chilena es patética, y la práctica de los acuerdos, especialmente si provienen de una clase política indecente, como la nuestra, sólo protege los intereses del poderoso. Lamento profundamente lo que ha ocurrido con algunos articulados de la LGE, pero no me extraña. Lo que no comparto son las formas de manifestación que han surgido a partir de ello, porque son más viejas que yo. Todo aquello que signifique pasar por encima de los demás, ocupar derechos ajenos, arrogarse representatividad, repetir hasta el cansancio las mismas consignas, cantos, gritos o pancartas, inmovilizar al resto de la comunidad, cerrar puertas, pero abrir ventanas a piedrazos, sacrificar a los que no tienen derecho a voz ni voto, abusar de la confianza, la paciencia, la tolerancia de los que los quieren, reclamar garantías y pedir por encima de lo pedido, es para mí INACEPTABLE. Por favor, refresquen sus maneras de expresión. Denle colorido, arte, sonidos, ocurrencias más allá de la tradición. Háganse invisibles para que logren verse. Háganse necesarios. Escriban cartas, inviten a personas “influyentes” al Liceo. Propongan a los profesores, a TODOS. Consideren a los padres, a TODOS. Compartan con sus compañeros, con TODOS. Quizás prontamente logren ser una mayoría legítima, apoyada, instalada, ejecutora. Por ahora, acepten esta circunstancia, “sin bajar los brazos” (qué expresión más latera), y retomen el camino. Nada volverá a ser como hasta el 22 de mayo. Eso lo puedo asegurar, desde mi oficina de bruja.
Los quiero mucho.
ORIANA CID CLAVERO,
Profesora de Castellano
Liceo Experimental Manuel de Salas
23 de junio de 2008 14:50